LA CAPITAL MEXICANA
Recuerdo la primera vez que estuve en la Ciudad de México, y entendí que además de tener una gran historia, ¡es inmensa!, pues el recorrido en el turibus fue eterno, no porque fuera pesado (¡lo disfruté un montón!), sino por las distancias recorridas y el tiempo que llevó ir de un lado al otro.
Es la capital del país, con una zona metropolitana que ha albergado importantes asentamientos humanos desde hace más de 2 mil años y que son sus principales atractivos para el turista:
pirámides, museos y gastronomía prehispánica que se sigue disfrutando en la calle o en algún restaurante, todo acompañado de colores, olores y sonidos muy peculiares: ¡eso es lo que tenés que experimentar!
La Ciudad de México está ubicada a 2,240 metros de altura sobre el nivel del mar, cosa que como argentino sufrí al principio quedándome sin aire. Se caracteriza por su clima suave y su riqueza de recursos naturales, características por las que comenzó a ser ocupada desde tiempos muy antiguos. México es una palabra que viene de la lengua Náhuatl y se divide en dos partes: Metztli, que significa luna, y xiclti, que significa ombligo, por lo tanto México significa “en el ombligo de la luna”.
Los Aztecas se instalaron en México-Tenochtitlan en 1325, al haber encontrado la señal que les indicó su dios Huitzilopochtli: un águila devorando a una serpiente sobre un nopal, y que actualmente es el escudo nacional. La elección de este sitio fue excepcional, pues por su aislamiento natural concedía ventajas militares y económicas y desarrollo de una economía mixta basada en la agricultura, la caza y la pesca; con la posibilidad de comunicarse por el agua.
La región de la Ciudad de México fue uno de los lugares donde se desarrolló una de las revoluciones agrícolas más importantes para la humanidad, cuando en sus tierras se logró ampliar la explotación de éstas con el maíz, el tomate, la calabaza, el chile, y el chocolate, entre otros, que a través del tiempo formarían parte importante de la dieta de casi todo el mundo. Muchos productos que se consumen afuera, salieron de estas tierras.
La agricultura de esta región, se basaba en el modelo de chinampa, método que cuenta con una provisión de agua permanente, por lo tanto puede tener varias cosechas al año y que aún en estos días se puede apreciar en Xochimilco, lugar colorido y folclórico que no tienen que dejar de visitar.
Esto favoreció a la consolidación de villas, de las cuales surgió Teotihuacán, el cual, llegó a tener más de 100 mil habitantes, siendo la ciudad más poblada en su tiempo.
En 1519 el emperador Moctezuma II recibió a Hernán Cortés, quien llegaba después de haber recorrido gran parte de Mesoamérica. En 1521, México – Tenochtitlan fue sitiada y después de tres meses sin agua ni alimentos y sufriendo el contagio de las enfermedades traídas por los españoles, cayó el 13 de agosto de 1521.
Tras la conquista, México – Tenochtitlán se convirtió en la capital del Virreinato de la Nueva España.
La nueva ciudad se construyó sobre los restos de la ciudad indígena, utilizando la traza perpendicular de sus calzadas y conservando el gran espacio abierto de la antigua zona ceremonial, que al pasar de los años se convertiría en la sede del gobierno virreinal y la futura catedral de México.
La economía de la Nueva España se fue debilitando y arrastrando problemas sociales que dieron como resultado la independencia de México en 1821; y durante el siglo XIX tuvo varias décadas de inestabilidad económica y política, que dio primero pauta para la invasión del ejército estadounidense en 1847.
Veinte años después se dio la invasión del ejército francés, con la llegada del Archiduque Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica, quienes se convirtieron en emperadores de México, estableciendo el segundo imperio mexicano, cuya residencia real era el Castillo de Chapultepec, lugar emblemático también para conocer. Este imperio fue breve, pero de gran trascendencia en cuanto al desarrollo de la Ciudad de México, ya que se traza el Paseo de la Emperatriz, conocido actualmente como Paseo de la Reforma.
Una vez caído el imperio, la Ciudad de México vivió un periodo de gran desarrollo económico, gracias a los ferrocarriles, fábricas y los grandes comercios que aún están abiertos en el Centro Histórico. En contraste a las celebraciones del centenario de la independencia y debido a la gran desigualdad social, en 1910 da inicio la Revolución Mexicana.
Así que bueno, la ciudad de México ha pasado por muchísimas transiciones, cada una llena de historia, creando la imponente capital que es hoy. En lo personal, les puedo recomendar visitar Coyoacán, donde encontrarán la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera, hacer un paseo ancestral en Teotihuacán y llegar a la cima de las pirámides de la Luna y del Sol, dar un paseo en las trajineras de Xochimilco, recorrer (con tiempo) el museo de Antropología, subir a la Torre Latinoamericana y por supuesto, ¡entrar al Monumental Estadio Azteca!
En general, una ciudad
impresionante:
¡llena de vida, contrastes,
tráfico, gente, color,
historia y mucho sabor!
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